El poema de Gabriel Aresti decía en euskera «Nire aitaren etxea defendatuko dut» o «Defenderé la casa de mi padre». En esta frase que he encontrado en una pared del Casco Viejo lo que se dice es que «Defenderé la casa de mi madre».

Por lo que la nueva versión del conocido poema del escritor bilbotarra quedaría así:

Defenderé
la casa de mi madre.
Contra los lobos,
contra la sequía,
contra la usura,
contra la justicia,
defenderé
la casa
de mi madre.
Perderé
los ganados,
los huertos,
los pinares;
perderé
los intereses,
las rentas,
los dividendos,
pero defenderé la casa de mi madre.
Me quitarán las armas
y con las manos defenderé
la casa de mi madre;
me cortarán las manos
y con los brazos defenderé
la casa de mi madre;
me dejarán
sin brazos,
sin hombros
y sin pechos,
y con el alma defenderé
la casa de mi madre.
Me moriré,
se perderá mi alma,
se perderá mi prole,
pero la casa de mi madre
seguirá
en pie.